Hace muchos años, tuve un sueño tan vívido que cambió mi vida. Soñé con Avalon, un lugar lleno de misterio y luz, sin saber siquiera que existía realmente. Al despertar, la curiosidad me impulsó a investigar. A medida que leía, la duda de si debía o no emprender ese viaje se fue disipando hasta que sentí la llamada en lo más profundo de mi ser, susurrándome que allí encontraría respuestas a preguntas que aún no sabía formular.

Decidí seguir ese impulso y emprendí mi primer viaje. Nada más llegar, experimenté una sensación de reconocimiento abrumadora, como si regresara a un hogar olvidado. Fue un reencuentro con algo que siempre había estado latente en mi alma: un recuerdo, una memoria, un susurro ancestral que me invitaba a despertar el recuerdo de quienes somos en verdad. Desde entonces, Avalon se ha convertido en mi fuente de inspiración, marcando un antes y un después en mi camino personal.

En mis primeros viajes, fui guiada por mujeres sabias que me acompañaron en esta aventura mística. Con el tiempo, sentí el llamado interno de convertirme yo misma en la acompañante que ayuda a otros a descubrir este lugar sagrado. Así, Avalon pasó de ser un sueño a convertirse en un lugar de reencuentro con nuestra esencia más profunda, un destino que invita a recordar y a renacer.